martes, 30 de diciembre de 2008

RETROSPECTIVA

ME HAN HECHO PASAR GRANDES MOMENTOS...
HEMOS DISFRUTADO EL INSTINTO DE SER
UNOS POCOS, HECHOS MUCHOS...
ESA MULTITUD QUE ME LLEVA A TENERLOS
SIEMPRE DENTRO MÍO.
TODOS TIENEN UN LUGAR DE PRIVILEGIO...
SIN PREFERENCIAS NI ESPECULACIONES.
SINCERAMENTE GRACIAS POR SER!!!
DESDE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL
URUGUAY, LOS ESTARÉ ECHANDO DE MENOS.
ME VOY PERO ME QUEDO... ESA ES LA MAGIA
QUE ENCIENDE LA MÁQUINA DE RECORDAR...
USTEDES Y YO...
SIN MÁS NI MENOS; UN CALENDARIO DE SERES
QUE CULTIVAN LA PROSAPIA QUE NOS DISTINGUE.
QUE COMIENCEN BIEN LA CONTINUIDAD DEL TIEMPO.
NOS VEREMOS PRONTO(?)

sábado, 27 de diciembre de 2008

INDIE GENTE... 2008

PRÓXIMAMENTE... ANÉCDOTAS... MILES DE ANÉCDOTAS...
ANUARIO 2008 DE CAFEDOBLEYMEDIALUNAS...
SE LO VA A PERDER?
MILES DE SECUENCIAS QUE FUERON DANDO FORMA A ESTE ESTÚPIDO GRUPO DE PERVERSOS...
CAPITÁN LAURENCE Y SU BANALIDAD, MISTER OLDMAN Y SU CAJA DE SORPRESAS, JADE Y SU INTELECTO MEDIOCRE, CRISTIAN Y SU DERROTERO DE PELOTUDECES, FISU Y SU WHITE LINE, KARI Y SU RISA, SOLE Y SU ZEN-SUALIDAD, CUERVO Y SU MILITANCIA, JABONCITO Y SU FEMINISMO SEMITA, MONO Y SU PASIÓN POR LA MALHABLADURÍA, LOS SILENCIOS DEL MUDO CUANDO ACOTA ALGO, LAS FUGAS DE MELI, EL EXTRAÑO MUNDO DE JUAN, JOHNNY EL DESAPARECIDO EN DEMOCRACIA, EL GALLEGUITO Y SU IRRUPCIÓN EN FILO, GONZA (EL NUEVO?)... Y MÁS Y MÁS Y MÁS...
PRÓXIMAMENTE EN LAS MEJORES SALAS DE LA CIUDAD...

viernes, 19 de diciembre de 2008

Acto sexto


Malentendidos.

Vivíamos en una megalópolis trascendente,

resonaban sonidos orquestales en nuestras mentes.

La música se dejaba llevar;

improvisábamos piezas cadenciosas, versátiles,

y nuestros vientres latían con sinceridad.
En una posada lejana e inherente a tu mirada,

que viajaba hacia el horizonte, sequé mis ultimas lágrimas.

Quedaba atrás el amargo segundo de tu partida para in eternum.
Amor, desazón, violencia y cosas por el estilo;

la llama se extinguió demasiado pronto,

una ventana abierta al sacrilegio,

millones de insomnios que me cautivaron al soñar con tu compañía.
Calidez que se opaco en la lejanía;

la llave del mandala sin destino, incertidumbre,

colores que se fueron a morir en la oscuridad.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Acto quinto


Y, sin embargo, tengo sueños por cumplir.

Ya la noche me ha exasperado,

me siento solo en mi mismo anonimato.

Que estremecedora, que fútil,

cuantas ganas de morir me invaden a veces.
Me acostumbre a renacer de mis propias angustias;

antes renacía del viento

. Serenidades que duelen, ocasos que se van marchando sin rumbo.
No he conocido a nadie que pueda amarme mas que tu;

pero te evades, miras por otros ojos,

caminas cornisas que nunca transitaré.
Las ficciones que me provocaste, me vacilan y matan mi llanto.

Se reducen, recrudecen,

inventan imágenes apáticas, pueriles, bastardas.
Rimbaud esta amaneciendo;

me sofoca, menoscaba la esterilidad de mi sombra.
Los despreciables.

Quizás no engañes a mas nadie;

Solo tu locura podría detenerme, y sigo entendiendo que has muerto,

aunque sea insostenible para mí.
Estadísticamente estoy enfermo.

Monto un centauro hacia la nada, asesino mañanas,

cuando me sitúan en un desierto siberiano.
He de pedirle a mi oráculo, que ya no me traiga noticias tuyas.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Acto cuarto


Me llueven mundos por doquier.

La vida comienza a circular por

su propia existencia, eso la hace sublime,

tímidamente cierta(a veces no queremos creer lo que nos hace)

pues nos encomendamos a ella, cada vez que nos sentimos mal.
Si no hay iluminaciones que la transformen,

surge la figura de la ninfa que nos guía a través de ella;

la verdad lastima a los fuertes,

los débiles sentimos que no hay más verdad que en nuestros espíritus,

y por lo tanto sólo nos brinda placer el sentirnos vulnerables ante lo verdadero.
El sentido común adula diversas imágenes,

yo sólo tu mirada ida, extraordinaria,

violentamente inolvidable para la ceguera que me provoca pensar en ti.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Acto tercero


Noble y sin claridad, se me mueve el piso;

me ha jugado una mala pasada la dicha,

cuando creí que todo podría marchar con norte,

sin querer se desvaneció, se ahogó en miramientos frágiles.
Tuve miles de noches para rencontrarme.

Hoy me han plagiado el dolor,

sube considerablemente por mis venas,

aquel encanto que se fue.
Pesa muy fuerte sobre mi líbido,

el infame segundo de tu

distancia conjugada en recuerdos;

me perdí en tu cosmovisión

cuando más golpeaba la derrota mi puerta.

Y no hay corazón que aguante,

y la luna retoza en ambigüedades que de nada sirven.

Goce con alegrías que se alteran

cuando me doy cuenta que no estás.
No hay vuelo que hasta tu imaginación me lleve.

Tal vez prometí demasiado y

me rendí sin presentar batalla al destino.

Hace mil reinos que mi sombra padece duelos;

solo una vez sentí que aquella vez llegaría hasta ambos

(amor que jamás se concreta).

lunes, 8 de diciembre de 2008

Acto segundo


Según tus ojos, podría sumergirme en su infinidad.

¡Que momento!

Cuanta emoción el hecho de poder

descansar un segundo breve en ellos.
Puedes leer según tu corazón.

Decirte mírame, es pronunciar

un olvídame inherente a mi insomnio.

Centenares de inquietudes sobrevuelan mi conmoción,

tu mente sesgada por adormideras no hizo lugar para mi bohemia.
Tuve que silenciar millares de sentimientos, no quería lastima,

no era magnificente, debía ocurrir algo entre nosotros.

Y cuando atravesé las latitudes del infierno celestial,

llegaste a mí hecha caudal de inspiraciones.

Tuve que internarme en desiertos, fosas, en ciudades imaginarias

pobladas de pequeños diablillos.
No correspondiste a mis ruegos,

te bauticé mi amada, mi deidad, mi todo.

A veces lo hacia bien,

en otras oportunidades hacías caso omiso

de quien te amaba con amor y más amor.
Entonces me tocó morir por enésima vez;

ya lo había hecho antes.

Me dejaste grabadas sobre el epitafio,

las ganas de perecer de ti,

de desangrarme con tal de oír tu suspiro hablarme.

Acto primero


El nacimiento.

El calor de un vientre que no deseé jamás ocupar.

Procuré no nacer, sin entender que era la muerte.
Jugaba en recovecos que aún laten en mis retinas,

sin embargo, jamás me sentí vivo,

sino cuando me toco saber que iría a morir.

Tal vez necesitaba volver a nacer,

siempre lo sentí de ese modo,

era muy difícil retomar el camino de la ternura

y como iba a hacerlo si cuando apenas nací: lloré,

padecí el cariño distante, la soledad,

el apremio del tiempo que comenzaba a correr,

para ya no detenerse nunca más.
El exterior se me representaba sumamente extraño.

No había vivido una vida semejante,

quizás era demasiado inminente

la llegada de un final que hasta el momento,

solo suponía.
Desde ese instante y para siempre,

me dedicaría a volverme loco.

Entre el paso del tiempo

y las habladurías de los innatos a él,

fueron modelándome hasta matarme.
Pero solo querría morir por mi propia voluntad,

y así lo hice.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Junio en primavera


A menudo, y cuando uno menos lo espera, surgen las ganas de la fatalidad conjugada en sueños; como si la existencia se regulara a través de improvisaciones disímiles, funestas.
A veces lo macabro debe hacerse presente. Nunca se está exento de las variaciones que experimenta el universo y, aun más, los propios universos de los seres.
La tragedia no es más que el arte de vivir con dolor, pues de eso se trata el arte. Sin embargo, pocos son los sujetos que están dispuestos a transitar la calma de sentirse en la absoluta sinceridad, donde la crueldad de lo mundano comienza a evocar vicisitudes.
Hágase lectura de un verso irrelevante, grotesco, burlón. Tal vez, y sin temor a equivocarme, existan cuestiones elementales a la hora de vivir, sin embargo, la vida de los hombres y, muy fuertemente marcada, la de los hombres enamorados, se eleva hasta el clímax de lo absurdo, como si de amor se pudiera respirar.
Ecce homo rapsodium, el inquilino de los sueños de su amada, el cobarde incesante, el ensoñado sin razón alguna, emprende un periplo sin retorno. Le basta su poesía para emerger del anonimato que lo aqueja, pero que él mismo ha elegido para sumergirse en una catarsis sin precedentes.
En su cotidianeidad conviven el terror, la magia, la desdicha de ser un ente, el ocaso de no significar más que un objeto supeditado a su propio dolor, un dolor que muy lentamente se va transformando en melancolía.
Y, sin embargo, conserva tal rasgo, lo alimenta con retórica fabulosa, con sed de querer expresar una metáfora naciente en él. Fecunda su imaginación con precisiones infelices, lo cual lo coloca a tono con sus limitaciones a la hora del vuelo peculiar que comenzará cuando más lejano se encuentre.
Sin exponer causas, se marcha con su inquebrantable circularidad, hacia el río que lo bañe con su ira.
Mezcla rara de rencor y felicidad, se lanza a buscar su propia galaxia. En su deseo se confabulan la historia y las dudas, el bosque y la campiña, la oscuridad y su fuego ardiente.
Es implacable la constelación que invade cada pronunciación que dedica a su musa. No concibe su exasperación como algo enfermante, la noche lo adorna con su tentador paisaje, y el hijo de la esencia se enamora de la cadencia sideral de la canción noctámbula.
Escueto y solitario, sólo su propia inquisición lo redimirá del ocaso que convive en su interior. Ya nada puede ofrecer a un mundo que lo embiste y no detendrá su marcha hasta depositarlo en brazos de la muerte.
El vuelo de las aves predestina su final. El hombre finito será un misterio, tal vez una ciudad arcaica.
Sólo nos deja una serie de largas confesiones, un sol en los mares, una estela en las miradas de sus secretas inspiraciones, estaciones versátiles y un rumbo recurrente y cargado de emotividad.
Sus vacilaciones, sus pasiones, su muerte pretérita, no hacen más que afirmar los deseos de las almas, cuyo deseo es único e invulnerable: retornar a las fuentes que sólo un viaje provee.

ÉSTA ES UNA SERIE DE SECUENCIAS ESCRITAS PARA USTEDES, ESPERO LES GUSTE Y LAS DISFRUTEN.
LOS QUIERO.